sábado, 22 de junio de 2019

La visita de Bachelet o el parto de los montes.



Bueno, se acabó la visita de la Alta (dado su diminuto tamaño, suena como un chiste) Comisionada para los DDHH de la ONU Michelle Bachelet, que vino al país por invitación del Presidente Nicolás Maduro. Una visita de tres días que siguió a un informe preliminar tendencioso y ponzoñoso, elaborado con nocturnidad por puras fuerzas opositoras en 2018 y absolutamente SIN contrastación con las instituciones gubernamentales. Luego fue seguida de una visita de preparación de una delegación en Marzo de 2019, en medio de las secuelas del gran sabotaje eléctrico y donde se establecieron los puntos de contacto con la verdad existente en el país. De esta última se establecieron los parámetros del periplo de la Sra. Bachelet a nuestro terruño.

La estrategia de la oposición escuálida golpista estaba clara, con sus protestas y demandas esperaba poner el foco sobre la “violación” de los derechos humanos de los “presos políticos”, de manera de poder usarla de bandera para invocar la R2P, la “Responsabilidad De Proteger” desde el seno de la ONU (o en su defecto una coalición de “voluntarios” encabezados por EEUU) para declarar a Venezuela “estado fallido” previo a una intervención militar.

La estrategia del Estado también ha sido aún más clara. Demostrar que la mayoría de los presos lo están por delitos cometidos en medio de la violencia instigada por factores no democráticos de la oposición, y no por supuestos delitos de pensamiento. Sobre la situación de salud, y económica en general, destacar con cifras reales como la confiscación de fondos y activos, y el bloqueo económico ilegal de EEUU han dañado directamente a los más necesitados. Y que si no fuera por la gestión del gobierno de una economía de guerra, asegurando los planes asistenciales del Estado y los suministros de medicinas, alimentos e insumos adquiridos a los países aliados la situación sería aún peor.

En una evaluación mediática inicial del transcurso de la visita, podemos ver un éxito en la visibilización de la institucionalidad constitucional vigente. Bachelet se reunió con las cabezas oficiales de los poderes exceptuando el Electoral, que no formaba parte de su visita (los tiros de la oposición no van por ahí). Debe haber sido indigesto para la oposición ver que Bachelet se dirigiera a Tarek William Saab como Fiscal General de la Nación y a Maikel Moreno como Presidente del Tribunal Supremo de Justicia, pero fue un trago muy amargo verla reconocer y departir con Diosdado Cabello a quien se refirió como Presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, poderes que la oposición desconoce por “ilegítimos”. Que se reuniera luego con el diputado Juan Guaidó llamándolo “Presidente de la Asamblea Nacional” (negándole todo reconocimiento espurio) fue un gancho al estómago. La visita final de Bachelet al Palacio de Miraflores para entrevistarse y departir con el Presidente Constitucional Nicolás Maduro, transmitida por todos los medios sin mediar una cadena fue un baño final de ácido sulfúrico para las expectativas de los golpistas.


La Alta Comisionada Bachelet había levantado gran polvareda en la oposición por lo que diría en la única comunicación de medios que daría en el aeropuerto previo al vuelo de regreso, porque esperaban de ella declaraciones “incendiarias” con desaires a los poderes “oficialistas” con los que se había entrevistado y que sirvieran de excusa para reiniciar un ciclo de protestas callejeras, pero una vez más vieron sus esperanzas frustradas. Bachelet fue circunspecta, hizo un recuento de los objetivos de la visita, se refirió a todas las instancias oficiales con las que se reunió por su nombre y cargo constitucional respectivo, al resto lo englobó como “sociedad civil”, y optó por no hacer mención de nada ajeno al objeto de la misión. Se refirió al alto costo que las sanciones económicas y financieras de EEUU están teniendo en la población, pero sin mencionar su naturaleza ilegal ni el hecho de que es un acto de guerra no declarada. Recomendó seguir con el proceso de diálogo en Noruega, una iniciativa que solo recibe desprecio por parte del sector opositor más radical.

Como consolación le lanzó un hueso a la oposición que se puede calificar como de un éxito parcial, porque hizo especial énfasis a las violaciones a derechos humanos por parte de cuerpos policiales, pero también mencionando actos atroces hacia partidarios del gobierno ejecutados por los factores radicales de la oposición en el marco de la violencia instigada. Ciertamente se esperaba y nadie estará en desacuerdo con el llamado de Bachelet para “la liberación de todas las personas detenidas o privadas de libertad por ejercer sus derechos civiles y políticos de manera pacífica”, pero los ultras esperaban una petición más amplia que invalidara todas las actuaciones judiciales, y que no reconociera implícitamente que los detenidos en su gran mayoría están siendo juzgados por atentados de naturaleza criminal contra la vida de las personas y daños serios a bienes públicos y privados.

El informe final será en Julio, y todavía puede dar mucho juego para que pueda ser instrumentado en contra del país en otras instancias. Sin embargo dada la desilusionada reacción de la oposición y el poco interés que esta visita ha suscitado en EEUU (para quien la ONU es solo el Consejo de Seguridad, e ignora el resto del cuerpo), debemos estar alertas pero esperanzados de que por aquí tampoco podrán incidir en lo que llaman “cambio de régimen”.


Víctor Theoktisto, Ph.D.
Prof. Titular Universidad Simón Bolívar

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