Bueno, se acabó la visita de la Alta (dado su diminuto tamaño,
suena como un chiste) Comisionada para los DDHH de la ONU Michelle
Bachelet, que vino al país por invitación del Presidente Nicolás
Maduro. Una visita de tres días que siguió a un informe preliminar
tendencioso y ponzoñoso, elaborado con nocturnidad por puras fuerzas
opositoras en 2018 y absolutamente SIN contrastación con las
instituciones gubernamentales. Luego fue seguida de una visita de
preparación de una delegación en Marzo de 2019, en medio de las
secuelas del gran sabotaje eléctrico y donde se establecieron los
puntos de contacto con la verdad existente en el país. De esta
última se establecieron los parámetros del periplo de la Sra.
Bachelet a nuestro terruño.
La
estrategia de la oposición escuálida golpista estaba clara, con sus
protestas y demandas esperaba poner el foco sobre la “violación”
de los derechos humanos de los “presos políticos”, de manera de
poder usarla de bandera para invocar la R2P, la “Responsabilidad De
Proteger” desde el seno de la ONU (o en su
defecto una coalición de “voluntarios” encabezados por EEUU)
para declarar a Venezuela “estado fallido” previo a una
intervención militar.
La
estrategia del Estado también ha sido aún más clara. Demostrar que
la mayoría de los presos lo están por delitos cometidos en medio de
la violencia instigada por factores no democráticos de la oposición,
y no por supuestos delitos de pensamiento. Sobre la situación de
salud, y económica en general, destacar con cifras reales como la
confiscación de fondos y activos, y el bloqueo económico ilegal de
EEUU han dañado directamente a los más necesitados. Y que si no
fuera por la gestión del gobierno de una economía de guerra,
asegurando los planes asistenciales del Estado y los suministros de
medicinas, alimentos e insumos adquiridos a los países aliados la
situación sería aún peor.
En
una evaluación mediática inicial del transcurso de la visita,
podemos ver un éxito en la visibilización de la institucionalidad
constitucional vigente. Bachelet se reunió con las cabezas oficiales
de los poderes exceptuando el Electoral, que no formaba parte de su
visita (los tiros de la oposición no van por ahí). Debe haber sido
indigesto para la oposición ver que Bachelet se dirigiera a Tarek
William Saab como Fiscal General de la Nación y a Maikel Moreno como
Presidente del Tribunal Supremo de Justicia, pero fue un trago muy
amargo verla reconocer y departir con Diosdado Cabello a quien se
refirió como Presidente de la Asamblea Nacional Constituyente,
poderes que la oposición desconoce por “ilegítimos”. Que se
reuniera luego con el diputado Juan Guaidó llamándolo “Presidente
de la Asamblea Nacional” (negándole todo reconocimiento espurio)
fue un gancho al estómago. La visita final de Bachelet al Palacio de
Miraflores para entrevistarse y departir con el Presidente
Constitucional Nicolás Maduro, transmitida por todos los medios sin
mediar una cadena fue un baño final de ácido
sulfúrico para las expectativas de los golpistas.
La
Alta Comisionada Bachelet había levantado gran polvareda en la
oposición por lo que diría en la única comunicación de medios que
daría en el aeropuerto previo al vuelo de regreso, porque esperaban
de ella declaraciones “incendiarias” con desaires a los poderes
“oficialistas” con los que se había entrevistado y que sirvieran
de excusa para reiniciar un ciclo de protestas callejeras, pero una
vez más vieron sus esperanzas frustradas. Bachelet fue circunspecta,
hizo un recuento de los objetivos de la visita, se refirió a todas
las instancias oficiales con las que se reunió por su nombre y cargo
constitucional respectivo, al resto lo englobó como “sociedad
civil”, y optó por no hacer mención de nada ajeno al objeto de la
misión. Se refirió al alto costo que las sanciones económicas y
financieras de EEUU están teniendo en la población, pero sin
mencionar su naturaleza ilegal ni el hecho de que es un acto de
guerra no declarada. Recomendó seguir con el proceso de diálogo en
Noruega, una iniciativa que solo recibe desprecio por parte del
sector opositor más radical.
Como
consolación le lanzó un hueso a la oposición que se puede calificar
como de un éxito parcial, porque hizo especial énfasis a las violaciones a
derechos humanos por parte de cuerpos policiales, pero también
mencionando actos atroces hacia partidarios del gobierno ejecutados
por los factores radicales de
la oposición en el marco de la violencia instigada. Ciertamente se esperaba y nadie estará en desacuerdo
con el llamado de Bachelet para “la liberación de todas las
personas detenidas o privadas de libertad por ejercer sus derechos
civiles y políticos de manera pacífica”, pero los ultras
esperaban una petición más amplia que invalidara todas las
actuaciones judiciales, y que no reconociera implícitamente que los detenidos en su gran mayoría están siendo juzgados por atentados de naturaleza criminal
contra la vida de las personas y daños serios a bienes públicos y
privados.
El
informe final será en Julio, y todavía puede dar mucho juego para
que pueda ser instrumentado en contra del país en
otras instancias. Sin embargo dada la desilusionada reacción de la
oposición y el poco interés que esta visita ha suscitado en EEUU
(para quien la ONU es solo el Consejo de Seguridad, e ignora el resto
del cuerpo), debemos estar alertas pero esperanzados de que por aquí
tampoco podrán incidir en lo que llaman “cambio de régimen”.
Víctor
Theoktisto, Ph.D.
Prof.
Titular Universidad Simón Bolívar
Criptoverso V