... que combata la guerra económica, la hiperinflación inducida y las consecuencias de aplicar erróneas medidas monetaristas en un modelo neoliberal totalmente contrapuesto a nuestro modelo de país.
Después de dos años impulsando medidas monetaristas desde la vicepresidencia económica (aconsejada por sus neoliberales asesores extranjeros), los monetaristas que han llevado la política económica no han obtenido ningún éxito con la ortodoxia implementada, porque la grave crisis económica desatada por la hiperinflación que enfrentamos se debe a un factor exógeno NO CONTEMPLADO en las recetas del librito del FMI: una agresión desalmada de amplio espectro contra nuestro país por parte de una potencia que lucha por mantener su hegemonía, y para quienes somos a la vez una amenaza y el botín que les permitirá otros cien años de expolio mundial.
Las medidas propuestas para contrarrestar la manipulación del tipo de cambio del dólar contra nuestra moneda el bolívar (liberación de precios y servicios, flotación salvaje de la moneda, libre circulación de otras divisas en el país, tener un petro de mercado para operaciones comerciales y otro “unidad de cuenta” cuya función es solo congelar los salarios) no han rescatado ninguna economía, incluso aquellas que ya eran de corte neoliberal, como lo refleja el caso de Argentina en estos momentos, inmersa en un proceso cuesta abajo similar el venezolano.
Como decía Einstein, insistir en las mismas acciones esperando resultados diferentes es la definición de locura. La guerra que nos aplican desde fuera está formulada y ejercida por expertos del campo monetarista, que tienen más tiempo, más experiencia y sobre todo, más credenciales. Nuestros ilustres consejeros nacionales (BCV, Finanzas) y extranjeros NUNCA han tenido historia de haber resuelto ésta o cualquier otra situación, y siguen el mantra monetarista sin entender sus fundamentos de funcionamiento en una economía profundamente capitalista, COSA QUE VENEZUELA, CON SU ESQUEMA FEUDAL, NUNCA HA SIDO.
El dilema de aplicar una política monetarista ortodoxa por un equipo inferior es como el de discutir con un idiota: terminas rebajándote a su nivel, y allí él gana porque tiene más experiencia. En esta pelea llevamos las de perder porque la ortodoxia financiera es mucho mejor entendida y aplicada por nuestro enemigo imperial que por nuestros bisoños consejeros y ministros. Nos ven venir de lejos porque conocen mejor la teoría y la práctica al vivir de este dogma.
La solución entonces pasa por aplicar soluciones de corte soberanista que no estén basadas en el paradigma monetarista, sino en principios netamente de refuerzo de fortaleza de las monedas locales (Bolívar y Petro), y no de las divisas.
Después de dos años impulsando medidas monetaristas desde la vicepresidencia económica (aconsejada por sus neoliberales asesores extranjeros), los monetaristas que han llevado la política económica no han obtenido ningún éxito con la ortodoxia implementada, porque la grave crisis económica desatada por la hiperinflación que enfrentamos se debe a un factor exógeno NO CONTEMPLADO en las recetas del librito del FMI: una agresión desalmada de amplio espectro contra nuestro país por parte de una potencia que lucha por mantener su hegemonía, y para quienes somos a la vez una amenaza y el botín que les permitirá otros cien años de expolio mundial.
Las medidas propuestas para contrarrestar la manipulación del tipo de cambio del dólar contra nuestra moneda el bolívar (liberación de precios y servicios, flotación salvaje de la moneda, libre circulación de otras divisas en el país, tener un petro de mercado para operaciones comerciales y otro “unidad de cuenta” cuya función es solo congelar los salarios) no han rescatado ninguna economía, incluso aquellas que ya eran de corte neoliberal, como lo refleja el caso de Argentina en estos momentos, inmersa en un proceso cuesta abajo similar el venezolano.
Como decía Einstein, insistir en las mismas acciones esperando resultados diferentes es la definición de locura. La guerra que nos aplican desde fuera está formulada y ejercida por expertos del campo monetarista, que tienen más tiempo, más experiencia y sobre todo, más credenciales. Nuestros ilustres consejeros nacionales (BCV, Finanzas) y extranjeros NUNCA han tenido historia de haber resuelto ésta o cualquier otra situación, y siguen el mantra monetarista sin entender sus fundamentos de funcionamiento en una economía profundamente capitalista, COSA QUE VENEZUELA, CON SU ESQUEMA FEUDAL, NUNCA HA SIDO.
El dilema de aplicar una política monetarista ortodoxa por un equipo inferior es como el de discutir con un idiota: terminas rebajándote a su nivel, y allí él gana porque tiene más experiencia. En esta pelea llevamos las de perder porque la ortodoxia financiera es mucho mejor entendida y aplicada por nuestro enemigo imperial que por nuestros bisoños consejeros y ministros. Nos ven venir de lejos porque conocen mejor la teoría y la práctica al vivir de este dogma.
La solución entonces pasa por aplicar soluciones de corte soberanista que no estén basadas en el paradigma monetarista, sino en principios netamente de refuerzo de fortaleza de las monedas locales (Bolívar y Petro), y no de las divisas.
Para ello debemos:
- Diversificar la cesta de divisas en que se venden los commodities del Estado. No es eliminar al dólar, sino ofrecer diferentes instrumentos de pago para todas las operaciones de comercio exterior.
- Eliminar el Petro “dividido”. Un solo Petro, a PARIDAD FIJA con el Bolívar, y libremente intercambiable con éste.
- Impulsar el Petro como única divisa que el Estado provee para comercio exterior, con una ley de uso del mismo.
- Volver a regular la circulación de divisas, desestimulando su uso imponiendo el pago de un impuesto de al menos 20% por pagar facturas en otras divisas en toda la cadena (30% para el dólar) y que se refleje como tal en la factura legal de compra para efectos del SENIAT, al valor del cierre oficial del día anterior. Estos porcentajes deberán incrementarse periódicamente hasta que cese el uso de otras divisa, momento en el cual se debe pasar otra legislación para prohibir su circulación.
- Que los negocios y entes que aceptan divisas tengan la obligación de vender diariamente al Estado entre el 50% y el 80% de sus divisas al cambio oficial del cierre.
- Que el Estado pueda emitir más Petros respaldados en cualquier momento para aumentar el circulante de Petros según crezca la demanda y uso del mismo, ofreciendo garantía de respetar el respaldo en commodities según su valor facial.
- Que todos los impuestos del Estado deban pagarse EN BOLÍVARES. Esto obliga a las empresas a cambiar sus divisas por bolívares al BCV y constituye OTRO mecanismo por el cual el Estado puede capturar divisas y obligar a repatriar capitales.
- Que el Estado no venda divisas del ingreso petrolero y de otras entradas a los empresarios y particulares locales, sino que lo use para sus propias adquisiciones. Otra opción del Estado es HACER PRÉSTAMOS en divisas (incluyendo petros) a estos terceros, pagaderos en la misma divisa (incluyendo Petros).
- Que el Estado use otras criptomonedas (Bitcoin, Litecoin, Ether) solamente como medio de pago, de tenencia temporal breve, y no como inversión, dado su carácter altamente fluctuante y especulativo.
Hay que entender la dinámica que opera para el pago en divisas en negocios.
- Se hace a una tasa de cambio superior a la del DolarToday, para incitar a pagar porque rinde mas bolívares.
- No se refleja en la factura, por lo que se esconde al fisco información sobre ingresos en divisas, en contabilidad aparte, y que no reporta impuestos
- No hay denominaciones grandes en Bolívares (y si las hubiera, desaparecerían) que permitan pagar cómodamente en efectivo, y no hay legislación que EXIJA pagar con tarjeta de crédito/débito/transferencia por encima de cierto monto
- Prohibir de un golpe el pago y circulación de divisas sin la estructura de fiscalización necesaria para su cumplimiento (y que sabemos que no tenemos, no hemos tenido nunca y no parece que haya voluntad de implementarla algún día), resultará en un masivo incumplimiento, ocasionando una seria pérdida de gobernabilidad, que solo favorece a la guerra económica del imperio.
Es por eso que primero haces que registren el pago en factura mediante divisas, luego le pones un impuesto que elimine cualquier diferencial que pretendan usar para invitar el pago (y que debe ser mayor para el dólar, por ser la moneda del enemigo). La tasa de cambio debe ser la oficial del día anterior, no la que se les ocurra, y al final del día deberán vender al Estado hasta el 80% de la divisa al valor oficial de cierre de ese día. Y aplica igual a sus proveedores en toda la cadena, para evitar que estén empujando divisas entre "compadres" o empresas de maletín. Eventualmente el estado empieza a apretar y subir ese impuesto al pago en divisas, acabando de hecho con la práctica, y en ese momento es cuando se debe prohibir el uso de cualquier otro instrumento. Y vale igual para las criptodivisas.
El Salario Mínimo debe estar expresado en Petros (el único, el de mercado), arrancando en 1 (UN) Petro (hoy $60) pagadero en BsS en el sector publico al valor de mercado que tenga al momento de salir la transferencia de la Tesorería Nacional/ONAPRE. Pero no debe quedarse ahí. Debe haber un cronograma de 18 a 24 meses para que vaya subiendo a 1,5 Petros, 2 Petros, ..., hasta llegar a 5 Petros ($300), el promedio de nuestros países vecinos.
Solo será posible si hay recuperación económica, pero esta depende del incremento en productividad. Este sólo será posible a su vez reactivando el consumo, y el consumo aumentará cuando las personas empiecen a recibir un salario entre 10 y 20 veces mayor que el que reciben ahora.
El Salario Mínimo debe estar expresado en Petros (el único, el de mercado), arrancando en 1 (UN) Petro (hoy $60) pagadero en BsS en el sector publico al valor de mercado que tenga al momento de salir la transferencia de la Tesorería Nacional/ONAPRE. Pero no debe quedarse ahí. Debe haber un cronograma de 18 a 24 meses para que vaya subiendo a 1,5 Petros, 2 Petros, ..., hasta llegar a 5 Petros ($300), el promedio de nuestros países vecinos.
Solo será posible si hay recuperación económica, pero esta depende del incremento en productividad. Este sólo será posible a su vez reactivando el consumo, y el consumo aumentará cuando las personas empiecen a recibir un salario entre 10 y 20 veces mayor que el que reciben ahora.
Son reiteraciones de otras medidas propuestas hace más de año y
medio, y a las que le ha llegado la hora de actuar, dado el fracaso
estrepitoso (previsto antes de su aplicación) de las medidas ortodoxas
neoliberales aplicadas y que no nunca respondieron a nuestro modelo de
país.
Víctor Theoktisto
Profesor Titular USB
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Criptoverso VII
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